domingo, 23 de septiembre de 2012

Cansancio

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Duelen los dedos de tenerlos apretados para agarrarse fuerte y no caer.
¿Dónde está el piso?

Duele toda la cara de sostener esta sonrisa para nada perfecta pero siempre lista.
¿Por qué la gente sonríe tan poco?

Duelen los ojos cuando las manos se cansan y tienta soltar.
¿Dónde está el piso?

Duelen los dedos,
la cara,
la sonrisa generosa,
los ojos oscuros
si el cansancio llega a ganar algún día.

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lunes, 17 de septiembre de 2012

Hoy me vuelo

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¿No ves algo en el puente que se va? 





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miércoles, 12 de septiembre de 2012

Trigonometría

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Lo malo de caer en un trío:
ser el cuarto.

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domingo, 9 de septiembre de 2012

Cuestiones de agenda

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"Sin Presente, tendrían que actuar en el Pasado, y eso ya lo habían hecho y no servía para esta vez, o en el Futuro, lo que equivalía a ese paradigma de la ineficacia que es dejar las cosas para más adelante. 

(...)  

Y hasta el Futuro, ese miserable consuelo, lo había decepcionado (quizá porque un Futuro basado en la huida del Presente tenía pies de barro)".


(AIRA, César; Las aventuras de Barbaverde; Mondadori; Barcelona; 2008)

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sábado, 8 de septiembre de 2012

Nefasta casualidad

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¿Cuánto hace que me robé esto? 
¿Un año?



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lunes, 3 de septiembre de 2012

Los valores imperdibles

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"Berg no pactó con éstos, no se aprovisionó de ningún acervo eterno; el porte de su música está demasiado profundamente comprometido con la muerte para eso. En todas sus fases, la música, sin embargo, pierde algo con el progreso mismo; el creciente dominio del material, expresión del creciente control sobre la naturaleza, nunca es sino al mismo tiempo un acto de violencia. Berg se arredró ante él mientras al mismo tiempo se entregaba sin reservas al progreso. Esta paradoja la propicia aquel rasgo de su natural musical que no quería renunciar a nada, sino asegurarse el logro de la obra en cualquier dimensión imaginable; una angustia quizá emparentada con su afinidad con la muerte. Pero en esa voluntad hay algo de cuadratura del círculo y de quijotismo: toda pieza de Berg superaba su imposibilidad con engaño, era un tour de force. Se ha de pagar un precio muy alto si se quiere salvar en el progreso mismo aquello que se destruye. Berg abonó heroicamente ese precio. Falsos amigos, que lo conocían bien pero entendían mal, no tardaron en advertir (....) que las líneas de fractura de su obra daban una y otra vez testimonio de ello. (...) Él se arriesgó a estas fracturas en oposición a la consecuencia que se devora a sí misma tanto como a la confianza en lo que una vez fue; por así decir, se ofreció a sí mismo al pasado como sacrificio al futuro."

(ADORNO, Th.W, "Alban Berg" en Escritos musicales I - III. Obra completa, 16, Akal, Madrid, 2006)

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