viernes, 8 de enero de 2010

Forma circular

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Sigo dando vueltas a la misma rueda, la que tiene pegado un papelito angosto y largo, de color, en cada rayo: es de bicicleta. La rueda gira y gira, sin pensar en detenerse nunca.

Sin embargo, a veces, algún papelito se enrosca en el piñón -?- y la rueda pierde velocidad; no mucha, sólo la necesaria para desequilibrar la danza que el resto de los papelitos hace en el aire.
Resulta inevitable entonces: con el desbarajuste de los pasos de baile, se pierden y van a enrollarse, algunos más, al piñón.

Y ahí sí que la rueda para.

Cero movimiento.

Cero agitación.

Cero.

Ser o.

No se detiene porque los papelitos le impidan recuperar velocidad, no, no...

Tampoco por miedo a cortarlos...

Mucho menos por el cuidado de que las palabras de un papelito quieran mudarse a otro de un color distinto. Eso no sería problema: todos tienen las mismas palabras; no existe posibilidad de deformar sus mensajes...en todo caso, se reforzarían las palabras de uno con las de otro...

La rueda, decía, para.

¿Por qué?

Pues bien, aunque conoce cuál es el mensaje de cada uno de los papelitos de colores que viven en sus rayos, no puede evitar aprovechar la situación para frenar y detenerse en esas palabras que sabe de memoria (¿acaso las ruedas no puedan tener memoria?) y que tanto le gusta leer.

Si no las lee más seguido, es en realidad porque no está muy segura de que, en un arranque de ilusión plena, no vayan a detener su andar de rueda de bicicleta debajo del árbol más frondoso y cálido de la zona, haciéndole pensar tanto en sus alegrías que el movimiento hacia adelante se vea demorado por un completo parate del andar de su hoy.

Mi rueda lo sabe, lo entiende, lo tiene claro: no puede leer en voz alta lo que dice el papelito... ninguno de ellos. No-se-de-be! Aún así, lo lee con tanta pasión, que su esfuerzo ruedotelepático llega hasta mi.

Te cuento lo que dicen los papelitos si prometés no asustarte ni contarle a mi rueda que la telepatía no es sólo con ella.

Sentate.

Los papelitos dicen, con letra azul, muy chiquita y no siempre prolija: "Te amo"

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