sábado, 3 de enero de 2009

Tu caramelo de avaricia

-.-

"Qué buena que estás Mamior!"

No se le dice qué buena que estás
a la mujer de tu vida,
a la madre de tus hijos,
a la musa de tus deseos,
al deseo de tus sueños.

No se le dice qué buena que estás
como a cualquier atorranta de la tele
o tapa de revista.

No, no, no.
No se le dice
y no hay con qué darle.

Sólo bellas, sinceras, almidonadas,
llenas de flores y de promesas,
sólo increíbles e inventadas palabras
se le dicen a aquella persona.

Qué buena que estás Mamior!
Jamás!

Desde el día en que esas palabras
aparecen y transforman en objeto
de buenas formas
a quien fuera Mamior,
desde ese día,
el amor ya no existe.

O se olvida.

-.-

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