Este pibe la tenía clara:
"Saber que no se escribe para el otro, saber que esas cosas que voy a escribir no me harán jamás amar por quien amo, saber que la escritura no compensa nada, no sublima nada, que es precisamente ahí donde no estás: tal es el comienzo de la escritura"
(Barthes, R; Fragmentos de un discurso amoroso, Cap: "Inexpresable amor" número 5; 2ª edición, Siglo XXI; Buenos Aires; 2008)
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