domingo, 27 de enero de 2013

Don Dardo

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Del edificio, un vecino, el más viejo, pasa cada tarde a saludarme y preguntar "¿Cómo está hoy, señorita?". Si me encuentra ocupada, haciendo alguna cosa con la puerta abierta, regando las plantas, o en la vereda con las perras el saludo es "Adiós hermosa!" y una risa enorme, dulcísima. ¿Habrá reído así siempre? ¿Habrá aprendido a hacerlo de esa manera ejercitándola cada día de sus 92 años? Me intriga un poco, lo admito, ese señor. Corrijo: me intrigan las horas de su soledad cotidiana .

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1 comentario:

Pablo dB dijo...

haga un acto de bondad e invítelo a tomar unos mates, doña!!